CON LA MISMA MEDIDA QUE MIDES, SERÁS MEDIDO.

 



Para entender esta enseñanza, es importante tener en cuenta el contexto en el que se presenta. En este capítulo de Marcos, Jesús habla a sus discípulos usando parábolas, que son historias breves que contienen una enseñanza profunda. En este caso, la parábola se refiere a la semilla que cae en diferentes tipos de tierra y la importancia de tener una buena tierra para que la semilla crezca y produzca frutos. Con esta parábola, Jesús nos invita a examinar la calidad de nuestra tierra, es decir, nuestra capacidad para recibir y entender la palabra de Dios.

Al decir "prestad atención a lo que oís", Jesús nos está pidiendo que seamos cuidadosos con lo que permitimos entrar en nuestros oídos. Debemos ser selectivos con las palabras que escuchamos, ya que pueden influir en nuestra vida de una manera positiva o negativa. Si escuchamos palabras de aliento, de amor y de compasión, nuestra tierra será fértil y seguramente producirá frutos buenos. Por el contrario, si escuchamos palabras destructivas, negativas o dañinas, nuestra tierra se marchitará y no producirá fruto alguno.

Jesús también nos dice que "con la medida con que medís, os será medido". Esto significa que la manera en que evaluamos a los demás es la misma que utilizaremos para evaluarnos a nosotros mismos. Si medimos a los demás con amor y compasión, recibiremos lo mismo de los demás y, en última instancia, de Dios. Pero si juzgamos a los demás de manera dura y sin compasión, es probable que también seamos juzgados de la misma manera.

Además, Jesús nos promete que aún se nos añadirá a nosotros los que oímos. En otras palabras, si escuchamos la palabra de Dios con atención y cuidado, recibiremos aún más de ella. Si constantemente estamos buscando aprender más sobre la fe y la verdad de Dios, recibiremos más enseñanzas y bendiciones. La verdad es que nunca dejaremos de aprender sobre la palabra de Dios, siempre hay algo nuevo que descubrir.

En nuestra vida diaria, podemos aplicar esta enseñanza de muchas maneras. Primero, debemos tener cuidado con lo que permitimos entrar en nuestra mente y corazón. Si elegimos escuchar palabras de aliento, nuestro espíritu se nutrirá y crecerá. También podemos aprender a medir con amor y compasión a las personas que nos rodean, tratando a los demás como nos gustaría ser tratados nosotros mismos

Aplicar esta enseñanza en nuestra vida diaria nos ayudará a crecer espiritualmente y a ser cada vez más cercanos a Dios.


BENDICIONES!!. 

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