¿QUÉ ERAN REALMENTE LAS OBRAS DE LA LEY?

 Este es un tema muy discutido, pero poco entendido. Es real que en las cartas escritas por el apóstol Pablo a los romanos y a los gálatas se cita constantemente la frase “obras de la Ley”, esta realidad la hemos heredado de la traducción más popular al español conocida como Reina-Valera. A continuación citamos los textos tal cual aparecen traducidos en la versión Reina- Valera de 1960:


Romanos 3:20 – “… ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”


Romanos 3:28 – “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley”


Romanos 9:32 – “…mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo…”


Gálatas 2:16 – “…sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”


Gálatas 3:2 – “Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?”


Gálatas 3:5 – “Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?”


Gálatas 3:10 – “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas”


También observamos el único texto en que se usa la expresión pero de manera singular:


Romanos 2:14-15 – “Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos…”


Con base a los textos anteriores en honor a la verdad debemos decir que la traducción al español que hace la Reina-Valera no corresponde totalmente a la realidad del texto griego, pues en Reina-Valera se usó la expresión “obras de la ley” y esto es un error de traducción.


El texto griego habla de “érgon nómu” “ἔργων νόμου” que no debería traducirse como “las obras de la Ley” sino como “Obras de Ley”. De las nueve veces que aparece esta expresión las nueve aparece sin artículo “las” y “la” para referirse a “las obras de la ley”.


Es obvio que Pablo era un erudito y conocía muy bien el griego y esto es notorio ya que Pablo fue el único de los apóstoles que habló en el areópago en Atenas cuna de la sabiduría, y uno de los requisitos para hacerlo era tener un dominio total del griego.


Por tanto, es imposible que a Pablo se le hubiera olvidado en nueve ocasiones hacer uso de los artículos que en idioma griego son tan críticos e importantes, tan es así que hasta los nombres propios llevan artículo. Solo un ignorante y poco preparado en griego cometería un error de esos.


Solo hay un caso en el que Pablo usa el artículo y es el que está en Romanos 2:15, pues aparece “to érgon tu nómu” “τὸ ἔργον τοῦ νόμου” “la obra de la Ley” que hace referencia a la obra o labor que la Ley hacía en alguien.


Por tanto, al carecer de artículos la expresión “érgon nómu” se constituye en una expresión adjetival que solo puede entenderse como el título o nombre de algo, no hay forma de entenderse de otra manera, la otra sería aceptando que Pablo cometió nueve veces el mismo error y que era un gran ignorante.


Por eso durante este estudio vamos a ver cada uno de los textos citados anteriormente y observaremos que el apóstol Pablo atacaba a los movimientos religiosos que se basaban en lo que él llamaba “Obras de Ley o Ley de Justificación” que no eran más que códigos y normas inventadas por estos grupos, por medio de las cuales creían que cumplirían mejor la Torâh o Ley de Dios y así iban a alcanzar su propia justicia.


Todas esas leyes eran contrarias a aquello en lo que creía Pablo que era en la “Ley de Fe o Ley de Dios” conocida en idioma hebreo como “Torâh”.


Las “Obras de Ley o Ley de Justificación” no eran más que leyes o normas inventadas por los grupos religiosos que creían que por medio de ellas cumplirían mejor la Torâh o Ley de Dios y así alcanzarían su propia justicia.


Empecemos pues por analizar el texto de Romanos 9:31-32:


En la Versión de la Biblia Contextualizada (BCX) dice:


Romanos 9:31-32 

³¹ “Pero a Israel, que seguía a Ley de Justificación, estar dentro de esta Ley no le alcanzo. 

³² ¿Por qué? Porque no se basó en [Ley] de fe, sino que se basó en Obras de Ley, de manera que tropezaron en la piedra de tropiezo”


En el texto de Romanos 9:31-32 en la (BCX), hicimos uso de la expresión “basó” cuando dice:


“…sino que se basó en Obras de Ley…”


La expresión griega que se usó para “basó” es “ek” “ἐκ” o “ex” “ἐξ” ante vocal, que significa:


“desde, de, de entre, por, por causa de, por medio de, a base de, según, origen, procedimiento, pertenecer, fuente desde la que algo es llevado a cabo”


Es decir, que el apóstol Pablo está haciendo referencia a un grupo de personas que son o pertenecen a algo o hacen parte de algo cuya base u origen está en “Obras de Ley” o “Ley de Justificación”. Desde ahí vemos que el apóstol estaba enfrentando a un grupo religioso que había permeado al pueblo israelita, pero ¿quién era este grupo a quien Pablo llamaba los de “Obras de Ley”?


En el mayor descubrimiento arqueológico de la historia conocido como “Los Rollos del Mar Muerto” llevado a cabo en Qumrán está la respuesta.


En este descubrimiento se hallaron una serie de manuscritos muy antiguos entre ellos uno que tiene que ver con reglas y normas específicas el cual se conoce como “4QMMT”, la abreviatura de “Miksât Maasêh Torâh” que se ha traducido como “algunos de los preceptos de la Torâh”, pero que se puede traducir mejor como “Generalidades de Obras de Ley”.


Es también conocido como “la Carta Halájica – Normas”. Es un texto muy fragmentado, consistente en seis copias numeradas como 4Q394 al 4Q399. El texto trata varios temas relativos a las diversas expresiones del judaísmo del siglo primero.


En algunos temas legales específicos o de normatividad rabínica, este texto propone puntos de vista que son atribuidos a los saduceos en la Mishnah que es el cuerpo exegético de leyes judías rabínicas compiladas durante siglos desde los tiempos de la Torâh, pero que evidentemente se trata de un grupo disidente que llegó a conocerse como los esenios, que se oponían férreamente a la clase religiosa y sacerdotal de aquel tiempo y rechazaba todas sus prácticas y normativas.


Este documento realmente hablaba de un concepto de la Ley sustentada por la secta de Qumrán, y que se volvió común en el judaísmo no rabínico del primer siglo del cual muchos estaban cansados, por eso nunca fue parte de la tradición y del Talmud, pues eran vistos como opositores que no estaban de acuerdo con el pensamiento general judaico. Por eso se perdió en el tiempo.


Tuvimos que esperar a que “Los Rollos del Mar Muerto” fuesen recuperados y develar así cuestiones con las que tuvieron que luchar los creyentes de la Iglesia primitiva.


A partir de esos descubrimientos se nos abrió un panorama de entendimiento de las cartas escritas por Pablo, pues este documento de que hablamos es al que el apóstol hacía referencia cuando usaba la expresión “Obras de Ley”.


Se leen en estos manuscritos cosas como:


“Recuerda a los reyes de Israel y considera sus obras, cómo quien de ellos respetó la Torâh (Ley) fue liberado de sus angustias; a quienes buscaron la Torâh (Ley) les fueron perdonados sus pecados.


Recuerda a David, uno de los piadosos, y también él fue liberado de sus muchas angustias y fue perdonado. Y también nosotros te hemos escrito algunas de las obras de Torâh (Ley) que pensamos buenas para ti y para tu pueblo, pues vimos en ti inteligencia y conocimiento de la Torah (Ley).”


En “4QMMT” encontramos un fuerte énfasis en la observancia de normativas en cuanto a cómo creían ellos que la Torâh (Ley) debía ser cumplida, entendida por sus autores como la observancia de preceptos bien específicos como “un camino para obtener el perdón de Dios”. Así es probable que cuando Pablo atacaba la justificación por medio de Obras de Ley, estaba adoptando el lenguaje utilizado en círculos judíos conectados con lo descubierto en Qumrán.


De ahí que el teólogo James D. G. Dunn concluyera que:


“4QMMT preserva un vocabulario y una manera de teologizar que dejó su huella en un amplio espectro del pensamiento y prácticas judías, y que fue justo este modo de teologizar y sus prácticas lo que provocó que Pablo se confrontase en Antioquía y escribiera a los Gálatas”


Estos escritos conocidos como “Obras de Ley” habían permeado la comunidad cristiana tanto en Roma como en Galacia, ya que al parecer muchos de los nuevos creyentes en Yeshûa venían del grupo de los esenios o simpatizaban con ellos a pesar de ser saduceos o fariseos que intentaban seguir viviendo de acuerdo a sus tradiciones en cuanto a “Obras de Ley”.


Por tanto, podemos concluir que Pablo emprendió una intensa campaña en contra de estos escritos y del grupo religioso judío que había desarrollado esta serie de normas alrededor de la Torâh y que ellos aseguraban que quien las hiciera sería justificado por el Eterno Dios. Pero lamentablemente a lo largo de la historia del cristianismo han confundido la Ley dada por el Eterno Dios con el escrito “Obras de Ley” de aquellos grupos sectarios o religiosos de la época.


Muchos expertos creen que por ejemplo, Juan el bautista, pertenecía a este grupo según las descripciones que da la Biblia, pues tenía muchas similitudes a la manera de vivir de los esenios y por ende un buen número de los seguidores de Juan se convertirían a Yeshûa. Esto es algo muy probable si vemos que YHVH escogió hombres claves para su evangelio, tal como lo es el caso de Pablo que pertenecía al grupo o secta de los fariseos – (Hechos 26:5).


Según el historiador Flavio Josefo muchos esenios había para entonces, alrededor de unos cuatro mil, los cuales vivían principalmente en Damasco y Jerusalem. De los datos que tenemos es que podemos establecer por ejemplo que Bernabé terminó vinculándose de lleno a la secta de los esenios.


Gálatas 2:11-16 

¹¹ “Pero cuando Kefas fue a Antioquía, me opuse a él cara a cara, porque era de condenar.

¹² Porque antes que vinieran algunos de parte de Jacobo, él comía en compañía de aquellos de las naciones; pero cuando llegaron, se retraía y se apartaba, teniendo temor de los que se basan en la circuncisión.

¹³ Y el resto de judíos se unieron a él en su hipocresía, de tal manera que hasta Bernabé fue arrastrado por la hipocresía de ellos.

¹⁴ Pero cuando vi que no andaban rectamente en cuanto a la verdad del Evangelio, dije a Kefas delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como uno de aquellos de las naciones y no como judío, ¿cómo obligas a los de las naciones a judaizarse? 

¹⁵ Nosotros que somos judíos por naturaleza, y que no venimos de los de las naciones pecadoras, 

¹⁶ sabemos que el hombre no es declarado inocente por basarse en Obras de Ley, sino por medio de la fe en Yeshûa el Mesías, también nosotros creímos en el Mesías Yeshûa, para que fuéramos declarados inocentes basados en la [Ley] de fe del Mesías, y no basados en Obras de Ley; porque basándose en Obras de Ley ningún hombre será declarado inocente”


La mayoría de estos escritos descubiertos y denominados “Obras de Ley” son de carácter sacrificial y toda su normatividad sobre purificaciones y ritos similares, algo que Pablo y los demás apóstoles atacaban ya que estos sacrificios habían quedado abolidos por medio de la obra hecha por Yeshûa el Mesías.


Por eso, en la carta escrita a los Hebreos se hace una clara explicación que todo lo que tenía que ver con sacrificios animales para redención y justificación había quedado sin efecto – (Hebreos 8:1 – 9:15; Mateo 26:28).


Por tanto, cuando el apóstol Pablo hacía uso de la expresión “Obras de Ley” era una referencia a las tradiciones religiosas del judaísmo que no tenían nada que ver con la Torâh (Ley) del Eterno Dios.


Al no entender lo anterior, muchas veces hemos caído en la trampa de pensar que la fe y la gracia son contrarias a la Ley. Veamos lo que el apóstol escribió:


Romanos 3:20-31 

²⁰ “Porque todo hombre que se base en Obras de Ley no será declarado inocente delante de Él, pues por medio [de Obras] de Ley solo hay conocimiento pleno de pecado. 

²¹ Pero ahora sin relación con [Obras] de Ley, se ha manifestado la justicia de Dios, la cual había sido testificada por la Ley [de fe] y los Profetas. 

²² Aquella justicia divina mediante la fe en Yeshûa el Mesías, para todos los que creen; por cuanto no hay distinción alguna, 

²³ ya que todos pecaron, y quedaron privados de la gloria de Dios, 

²⁴ siendo declarados inocentes por su gracia, aunque no lo merecieran, por medio de la redención que hay en el Mesías Yeshûa; 

²⁵ A quien Dios puso delante de sí mismo como sacrificio expiatorio por medio de la fe en su sangre, como evidencia de su justicia, ya que en su paciencia hizo caso omiso de los pecados cometidos, 

²⁶ Con el propósito de demostrar su justicia en el tiempo establecido, y que Él es justo y quien declara inocente al que tiene fe en Yeshûa. 

²⁷ Por tanto, ¿dónde queda la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál clase de Ley? ¿La de Obras? No, sino por medio de la Ley de fe. 

²⁸ Sostenemos pues, que el hombre es declarado inocente por [Ley] de fe sin relación con Obras de Ley. 

²⁹ ¿Acaso Él es Dios de los judíos solamente? ¿No lo es también de las naciones? ¡Sí, también de las naciones! 

³⁰ Puesto que Dios es uno, Él declarará inocente al circuncidado que se basa en [Ley] de fe y al no circuncidado por medio de la fe. 

³¹ Entonces, ¿a Ley [de fe] invalidamos por medio de la fe? ¡De ninguna manera, sino que afirmamos a Ley [de fe]!”


Pablo, hablando de cuál es el origen de la justicia pregunta en dónde radica efectivamente y lo hace diciendo:


–“¿Por cuál clase de Ley?”- A lo que responde en forma de cuestionamiento: –“¿La de Obras?”- Y seguidamente dice: –“No, sino por medio de la Ley de fe.”-.


Es decir que Pablo establece una diferencia entre ambas, entre la “Ley de Obras” y la Ley de Fe o Ley de Dios – Torâh.


Entendemos entonces que lo que la fe invalidaba o hacía nulo era a todas las normativas judías conocidas como “Obras de Ley”, a aquellos legalismos que se habían desarrollado como especie de códice por el cual se creía que se podía obtener la justicia de Dios. Por eso, el apóstol hace la aclaración que la fe no invalida a la Ley de Dios, sino que la confirma, la afirma, pues la verdadera fe está basada en la Ley de YHVH por medio de Yeshûa, y no en los legalismos o normas de hombres.


Esto era difícil de entender hasta que no obtuvimos los Rollos del Mar Muerto en Qumrán, pues después de la dispersión de Israel, que empezó en el año 70 d.C. con la caída de Jerusalem y que finalizó con la caída de Metsadâh (Massada) en el 135, el MMT (Obras de Ley) se perdió quedando enterrada en una caverna de aquella región.


De allí que la comprensión de lo que Pablo decía en sus cartas quedó bajo llave, así es que aquellos que quisieron deshacerse de las leyes de YHVH usaron textos de sus escritos sacados del pelo de su contexto real.


Sabiendo entonces que cuando Pablo hablaba de “Obras de Ley”, lo hacía en referencia a los documentos judíos escritos en el primer siglo sobre legalismos, entendemos que Pablo no atacaba a la Torâh (Ley de Dios) con la fe, sino que atacaba con la fe a todas las posiciones religiosas que se habían levantado para entonces, de ahí que podamos entender mucho mejor ahora lo escrito por el apóstol en Gálatas 3:1-14 

¹ Oh gálatas insensatos! ¿Quién los embrujó? Pues ante sus ojos fue demostrado lo que estaba escrito sobre Yeshûa el Mesías el cual fue colgado en un madero.

 ²Sólo esto quiero averiguar de ustedes: ¿Recibieron el Espíritu basados en Obras de Ley, o basados en haber oído la [Ley] de fe? 

³ ¿Tan insensatos son ustedes? ¿Habiendo comenzado en el Espíritu, ahora terminar completamente en la carne? 

⁴ ¿Tantas cosas han debido padecer en vano? Si es que realmente haya sido en vano. 

⁵ Así que Aquel que les provee el Espíritu y opera milagros entre ustedes ¿lo hace porque se basan en Obras de Ley, o porque se basan en haber oído la [Ley] de fe? 

⁶ Así como Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. 

⁷ Entiendan por tanto, que los que se basan en la [Ley] de fe, éstos son hijos de Abraham. 

⁸ Y la Escritura prevé que aquellos de las naciones que se basen en la [Ley] de fe, serán declarados inocentes. Fueron las buenas nuevas de lo que Dios le proclamó de antemano a Abraham: -En ti serán benditas todas las naciones-. 

⁹ De manera que los que se basan en la [Ley] de fe son bendecidos juntamente con el creyente Abraham. 

¹⁰ Pues todos los que se basan en Obras de Ley están bajo maldición ya que escrito está: -Maldito quien no persevera en todas las cosas que han sido escritas en el libro de la Ley [de fe], para hacerlas-. 

¹¹ Por tanto nadie será declarado inocente por medio de [Obras de] Ley delante de Dios, porque el justo que se basa en la [Ley] de fe, vivirá. 

¹² Pero aquella, [Obras] de Ley, no está basada en la [Ley] de fe, no obstante quien las practique vive en ellas. 

¹³ Pero el Mesías pagó nuestro rescate de la maldición que teníamos por Ley, haciéndose maldición por nosotros como está escrito: -Maldito aquel que es colgado en un madero. 

¹⁴ Así la bendición de Abraham llegó a las naciones por medio de Yeshûa el Mesías, a fin de que recibamos la promesa del Espíritu por medio de la [Ley] de fe.


Si Pablo hubiera estado hablando en contra de la Ley (Torâh), ni siquiera hubiera hecho mención de Abraham, de quien se afirma que cumplió las Instrucciones o Leyes de YHVH.


Según las evidencias encontradas, la secta de Qumrán basaba su razonamiento de “Obras de Ley” en lo hecho por Finees, en lo que se consideraba un acto de lo correcto y justo, lo cual le confirió a él, justicia. Esto lo hacían con base a lo dicho en Salmo:


Salmo 106:30-31 (BCX) – “Entonces se levantó Finees e hizo juicio; por lo que se detuvo la pestilencia. Y le fue contado por justicia de generación en generación para siempre”


Así este grupo sectario religioso, consideró que las obras dirigidas a hacer cumplir la Ley (Torâh) conferirían rectitud y justicia a quien las practicara, hallando así la justificación por medio de las obras.


Como ya lo hemos dicho es muy probable que este grupo sectario fuera una rama de los saduceos pues en sus escritos ellos mismos se hacían llamar “Los Hijos de Sadoc”. Recordemos que Sadoc fue el sumo sacerdote en tiempos de David y Salomón, y era el descendiente directo de Finees.


Por tanto, debemos entender que la fe en la gracia que vivimos, es como el perdón que un juez le otorga a un reo. Lo perdona, pero este perdón no significa que le da la libertad o licencia al perdonado de seguir violando ley. La persona perdonada, que vive bajo la gracia, tiene una doble obligación de cumplir la Ley. La persona que rehúsa guardar la Ley porque dice que vive bajo la gracia está equivocada.


Romanos 7:5-7  –“Porque mientras vivíamos en la carne [el pecado], las aflicciones del pecado actuaban en nuestros miembros debido a la Ley, produciendo así fruto de muerte [la paga del pecado]. Pero, ahora [en la nueva vida en el Mesías] la Ley ha quedado sin efecto [el señalamiento], pues hemos muerto a lo que nos ataba el pecado, de modo que sirvamos a un nuevo Espíritu, y no según a viejas costumbres escritas [legalismos religiosos – Obras de Ley]. ¿Entonces diremos que la Ley es pecaminosa? ¡De ninguna manera! No obstante, por medio de la Ley yo conocí qué era el pecado "La Ley revela o muestra el estado pecaminoso del individuo", pues ciertamente no habría sabido qué era la codicia, si la Ley no dijera: No codiciarás”


La Ley de Dios o de fe entonces aparece para mostrar la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo bueno y malo. La Ley de fe es el perfecto código de ética y moralidad para esta hora de perplejidad y confusión.


La ley de Dios es como un espejo. Señala la mala conducta de mi vida, así como un espejo señala la suciedad de la cara. La única manera en que una persona puede saber que está errado en su vida es sometiendo su vida al escrutinio de la Ley, mirándose en el espejo de la Ley de fe.


 Santiago 1:23-26  

²³ “Porque si alguno solo es oidor y no hacedor de la Palabra, es semejante a un hombre que mira su rostro natural frente a un espejo; 

²⁴ pues él se mira, y se va, y de inmediato olvida cómo es.

 ²⁵ Pero el que observa con atención a la Ley Perfecta que es la de la Libertad, y permanece en ella, no siendo un oidor olvidadizo, sino que la pone por obra, éste será bienaventurado en sus acciones. 

²⁶ Si alguno se cree religioso, pero no refrena su lengua, antes engaña su corazón y su religiosidad es inútil”



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