JUAN 6:26-27
Muchas veces, nuestra fragilidad humana nos hace seguir a Dios por el interés de resolver nuestras necesidades, caprichos o problemas de manera inmediata.
A veces actuamos como si Dios fuera el amuleto de la buena suerte para que mágicamente se nos resuelvan las situaciones o simplemente no nos pase nada a nosotros o a alguno de los nuestros. Pero el sentido de buscar a Dios debe ser diferente, debe ser por una recompensa superior, que va más allá de las cosas pasajeras de este mundo vano y convulsionado.
No saludes bien porque te conviene, saluda bien a todo el mundo porque amas. No reces solo porque necesitas que algo se resuelva, entra en oración
porque anhelas amar más a Dios y crecer como ser humano en todo.
No trabajes solo por el salario que vas a recibir, sino porque amas y quieres dar lo mejor de ti, siendo útil en todo camino. No hagas negocios con el anhelo de enriquecerte, sino porque amas y quieres servir a los demás. No hagas favores porque te toca y algún día te los pueden pagar, sino porque amas y quieres donarte como persona. No evangelices para que te reconozcan
y tener poder, sino porque amas a Dios y quieres que todos le conozcan y alcancen la salvación. Trabaja por una recompensa superior. Entonces sí vas a ser verdaderamente feliz y a disfrutar la vida.
No busques a Dios por el interés de lo pasajero, sino por la recompensa superior.
𝑴𝒂𝒕𝒆𝒐 6, 2. “𝑷𝒐𝒓 𝒆𝒔𝒐, 𝒄𝒖𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒆𝒔 𝒂 𝒍𝒐𝒔 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒂𝒅𝒐𝒔, 𝒏𝒐 𝒍𝒐 𝒑𝒖𝒃𝒍𝒊𝒒𝒖𝒆𝒔 𝒂 𝒍𝒐𝒔 𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 𝒗𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔, 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒉𝒊𝒑𝒐́𝒄𝒓𝒊𝒕𝒂𝒔 𝒆𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒔𝒊𝒏𝒂𝒈𝒐𝒈𝒂𝒔 𝒚 𝒆𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒂𝒍𝒍𝒆𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒂 𝒈𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒉𝒂𝒃𝒍𝒆 𝒃𝒊𝒆𝒏 𝒅𝒆 𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔. 𝑳𝒆𝒔 𝒂𝒔𝒆𝒈𝒖𝒓𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒔𝒐 𝒚𝒂 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆𝒏 𝒔𝒖 𝒑𝒓𝒆𝒎𝒊𝒐”.
Oración:
Dios, Padre de amor: Venimos a tu presencia con la necesidad de pedirte perdón por todo aquello que hemos hecho con un interés egoísta y para saciar las necesidades pasajeras; sin darnos cuenta que todo lo que tú nos das son bienes superiores que nos llevan a la vida eterna. Te pedimos perdón por ser tan inmediatistas y manipuladores en todo lo que hacemos y por no ver que lo más importante es el amor. Te damos gracias por el sacrificio de Cristo en la cruz, que nos habla de ese bien eterno y que nos enseña a hacer las cosas por una recompensa superior.
𝐀𝐌𝐄́𝐍
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