LA PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY

  "๐‘ณ๐’‚ ๐’‘๐’‚๐’› ๐’๐’” ๐’…๐’†๐’‹๐’, ๐’Ž๐’Š ๐’‘๐’‚๐’› ๐’๐’” ๐’…๐’๐’š; ๐’š๐’ ๐’๐’ ๐’๐’” ๐’๐’‚ ๐’…๐’๐’š ๐’„๐’๐’Ž๐’ ๐’†๐’ ๐’Ž๐’–๐’๐’…๐’ ๐’๐’‚ ๐’…๐’‚. ๐‘ต๐’ ๐’”๐’† ๐’•๐’–๐’“๐’ƒ๐’† ๐’—๐’–๐’†๐’”๐’•๐’“๐’ ๐’„๐’๐’“๐’‚๐’›๐’๐’, ๐’๐’Š ๐’•๐’†๐’๐’ˆ๐’‚ ๐’Ž๐’Š๐’†๐’…๐’."

(๐‘ฑ๐’ 14:27)


Nos encontramos ahora con un tema nuevo, la paz, que el Seรฑor prometiรณ a sus discรญpulos como su legado para ellos antes de irse. Ahora bien, parecรญa un contrasentido hablarles de paz en aquellos momentos, cuando las oscuras nubes de la muerte se precipitaban sobre ellos. ¿Debemos entender que se trataba de palabras huecas con las que intentaba animarles ante los momentos de angustia y dolor que les esperaban? Por supuesto, esta es la forma en la que nosotros muchas veces intentamos consolar inรบtilmente a los que sufren, pero podemos estar seguros de que no era asรญ con el Seรฑor.


En todo caso, si vamos a abordar el tema de la paz, debemos pensar tambiรฉn en nuestro mundo en el presente. ¿Tiene sentido hablar de la paz cuando estamos envueltos en infinidad de conflictos de todo tipo? Sรญ, es verdad, parece un poco anรณmalo hacerlo cuando las nubes de la guerra suben deprisa en el horizonte. Hoy, que somos continuamente bombardeados con informaciรณn en tiempo real de lo que ocurre en las partes mรกs remotas de este mundo, tenemos muchas mรกs razones para preocuparnos y estresarnos. La dureza de las imรกgenes que llegan a nuestros dispositivos mรณviles son en muchos casos realmente aterradoras.


 ¿Cรณmo podemos tener paz si en cualquier momento se puede desatar una guerra nuclear que destruya este mundo tal como lo conocemos? ¿Cรณmo podemos estar tranquilos si en muchas ocasiones todo ese poder destructivo estรก en las manos de hombres de los que dudamos seriamente de su moralidad, o incluso de su estabilidad emocional y psรญquica? ¿Realmente se puede tener paz en el mundo en que vivimos?


Cuando miramos el รกmbito internacional, con los conflictos bรฉlicos entre naciones, parece que no hay muchas razones para sentir paz. Pero lo mismo ocurre en el รกmbito personal, familiar o social. Las estadรญsticas nos dicen que los casos de divorcios por "diferencias irreconciliables" se han multiplicado en los รบltimos aรฑos. En muchos sitios la violencia de gรฉnero sigue siendo un verdadero problema social. Y tambiรฉn estamos familiarizados con los constantes estallidos sociales motivados por las mรกs diversas razones. En ocasiones el grado de crispaciรณn crece tanto que nos asusta pensar a dรณnde podrรญa llegar.


Este mundo desea la paz, pero una y otra vez se le escapa entre las manos, y parece que ya nos hemos conformado con vivir en medio de una "tensa calma", esperando el momento de nuestra muerte, cuando dirรกn de nosotros, "descanse en paz", como un reconocimiento amargo de que mientras estemos en este mundo es imposible tener paz. Aun asรญ, a pesar de todos nuestros fracasos para traer la paz global, este mundo continua soรฑando con alcanzar una meta que ha resultado ser muy evasiva.


Bueno, es verdad que cuando reflexionamos acerca de lo que ocurre en este mundo podemos sentirnos realmente deprimidos, pero es importante notar que el momento en que el Seรฑor prometiรณ a sus discรญpulos la paz no era mejor. ร‰l mismo iba a morir en unas horas clavado en una cruz, y sus discรญpulos quedarรญan solos, desconcertados, abatidos, y muy probablemente, temiendo por sus propias vidas. ¿Quรฉ les depararรญa el futuro? ¿Cรณmo suplirรญan la ausencia del Maestro? ¿Cรณmo podรญa el Seรฑor hablarles de paz cuando una vez mรกs รฉsta iba a ser socavada y destruida?


Si vamos a hablar de la paz, en primer lugar debemos clarificar a quรฉ tipo de paz se referรญa el Seรฑor, que al fin y al cabo, es la verdadera paz.


Para nosotros la paz podrรญa ser descrita como la ausencia de problemas, la liberaciรณn de las presiones, tener abundancia de lo que necesitamos, disfrutar de comodidad y tranquilidad, tener seguridad y estilizad en medio de las circunstancias difรญciles...


¿Era a este tipo de paz a la que el Seรฑor se referรญa? Parece evidente que no. El contexto en que el Seรฑor les hizo esta promesa no se caracterizaba precisamente por la ausencia de circunstancias problemรกticas, ni estaba marcada por la paz exterior. El Seรฑor hablaba al borde de su ejecuciรณn violenta, cuando los principales lรญderes del judaรญsmo tramaban su destrucciรณn. Y por otro lado, allรญ dentro, en medio de sus discรญpulos, el Seรฑor acababa de anunciar la traiciรณn de Judas y la negaciรณn de Pedro. Habรญa problemas dentro y fuera, ¿cรณmo podรญa hablarles de paz?


Bueno, estรก claro que les estaba hablando de una paz diferente, una paz compatible con los tiempos de tormenta. No es el tipo de paz que algunos artistas han intentado reflejar en sus cuadros por medio de hermosas puestas de sol, en los que se puede contemplar un mar en calma. Deberรญamos decir que se asemeja mรกs a aquel cuadro donde se contempla a un pรกjaro en su nido construido en una rama que sobresale al borde de una ensordecedora cascada. Es de esa paz excepcional, sobrenatural, capaz de prevalecer en medio de los grandes problemas de la vida de la que el Seรฑor nos habla aquรญ.


Ahora bien, acabamos de ver que se trata de una paz compatible con las dificultades de la vida, pero ¿en quรฉ consiste?

Desde la perspectiva del Seรฑor, su paz tiene que ver con la situaciรณn de la persona que disfruta de una buena relaciรณn con Dios en cualquier circunstancia de la vida. Es una paz basada en el conocimiento รญntimo de Dios, un Dios omnipotente que estรก en el control de todas las cosas, un Dios sabio que nos ama y cuida en cada instante de nuestras vidas. Sรณlo la fe que descansa en un Dios asรญ puede producir una paz que estรก por encima de todas las circunstancias adversas de la vida.


A nivel personal, la mayorรญa busca la paz en las cosas temporales, en los cambios sociales, en el estado del bienestar, en experiencias de todo tipo. ¿Pueden estas cosas proporcionarles la paz? Parece que no, sino que una y otra vez les lleva al mismo punto de desilusiรณn y vacรญo. Sus vidas parecen enredadas y sin soluciรณn. Un dato alarmante es el aumento de suicidios en sociedades que han conseguido grandes avances sociales en todas estas รกreas que mencionamos antes.


El problema es que el hombre busca la paz en el lugar equivocado. La busca en las cosas materiales, en experiencias de todo tipo, pero eso estรก condenado al fracaso. La verdadera fuente de la paz se encuentra รบnicamente en Dios.


Es interesante notar que la promesa del Seรฑor a sus discรญpulos de darles paz viene a continuaciรณn del anuncio de la venida del Consolador, el Espรญritu Santo. Esta conexiรณn es lรณgica, porque la paz es uno de los frutos del Espรญritu en el creyente (Ga 5:22). Es importante tener esto en cuenta, porque la autรฉntica paz que Cristo ofrece no se consigue por ningรบn medio humano.

Ahora bien, ¿quรฉ necesitamos para tener paz?


En primer lugar, es preciso tener una conciencia en paz. Si somos atormentados por el veneno de las malas acciones del pasado que nos perturban dรญa tras dรญa, nunca podremos tener paz. El remordimiento de una mala conciencia siempre destruye la paz. Sรณlo Dios puede solucionar esta situaciรณn cuando nos acercamos a รฉl en busca de su generoso perdรณn.


Y del mismo modo, dada la fragilidad de nuestro ser y lo cambiante de nuestras circunstancias en esta vida, necesitamos tambiรฉn descansar en alguien que sea estable y seguro, alguien omnipotente; y sรณlo hay un Ser asรญ: Dios. Todo el descanso que busquemos en otras cosas o personas terminarรก produciรฉndonos ansiedad e incertidumbre.


Por lo tanto, sรณlo en Dios podemos encontrar esa paz tan preciosa. Los autores del Antiguo Testamento lo sabรญan muy bien. Veamos algunos ejemplos:


(๐‘บ๐’‚๐’ 147:14) "๐‘ฌ́๐’ ๐’…๐’‚ ๐’†๐’ ๐’•๐’– ๐’•๐’†๐’“๐’“๐’Š๐’•๐’๐’“๐’Š๐’ ๐’๐’‚ ๐’‘๐’‚๐’›"


(๐‘ฐ๐’” 26:3) "๐‘ป๐’–́ ๐’ˆ๐’–๐’‚๐’“๐’…๐’‚๐’“๐’‚́๐’” ๐’†๐’ ๐’„๐’๐’Ž๐’‘๐’๐’†๐’•๐’‚ ๐’‘๐’‚๐’› ๐’‚ ๐’‚๐’’๐’–๐’†๐’ ๐’„๐’–๐’š๐’ ๐’‘๐’†๐’๐’”๐’‚๐’Ž๐’Š๐’†๐’๐’•๐’ ๐’†๐’ ๐’•๐’Š ๐’‘๐’†๐’“๐’”๐’†๐’—๐’†๐’“๐’‚; ๐’‘๐’๐’“๐’’๐’–๐’† ๐’†๐’ ๐’•๐’Š ๐’‰๐’‚ ๐’„๐’๐’๐’‡๐’Š๐’‚๐’…๐’."


(๐‘ต๐’Ž 6:22-26) "๐‘ฑ๐’†๐’‰๐’๐’—๐’‚́ ๐’‰๐’‚๐’ƒ๐’๐’́ ๐’‚ ๐‘ด๐’๐’Š๐’”๐’†́๐’”, ๐’…๐’Š๐’„๐’Š๐’†๐’๐’…๐’: ๐‘ฏ๐’‚๐’ƒ๐’๐’‚ ๐’‚ ๐‘จ๐’‚๐’“๐’́๐’ ๐’š ๐’‚ ๐’”๐’–๐’” ๐’‰๐’Š๐’‹๐’๐’” ๐’š ๐’…๐’Š๐’๐’†๐’”: ๐‘จ๐’”๐’Š́ ๐’ƒ๐’†๐’๐’…๐’†๐’„๐’Š๐’“๐’†́๐’Š๐’” ๐’‚ ๐’๐’๐’” ๐’‰๐’Š๐’‹๐’๐’” ๐’…๐’† ๐‘ฐ๐’”๐’“๐’‚๐’†๐’, ๐’…๐’Š๐’„๐’Š๐’†́๐’๐’…๐’๐’๐’†๐’”: ๐‘ฑ๐’†๐’‰๐’๐’—๐’‚́ ๐’•๐’† ๐’ƒ๐’†๐’๐’…๐’Š๐’ˆ๐’‚, ๐’š ๐’•๐’† ๐’ˆ๐’–๐’‚๐’“๐’…๐’†; ๐‘ฑ๐’†๐’‰๐’๐’—๐’‚́ ๐’‰๐’‚๐’ˆ๐’‚ ๐’“๐’†๐’”๐’‘๐’๐’‚๐’๐’…๐’†๐’„๐’†๐’“ ๐’”๐’– ๐’“๐’๐’”๐’•๐’“๐’ ๐’”๐’๐’ƒ๐’“๐’† ๐’•๐’Š, ๐’š ๐’•๐’†๐’๐’ˆ๐’‚ ๐’…๐’† ๐’•๐’Š ๐’Ž๐’Š๐’”๐’†๐’“๐’Š๐’„๐’๐’“๐’…๐’Š๐’‚; ๐‘ฑ๐’†๐’‰๐’๐’—๐’‚́ ๐’‚๐’๐’„๐’† ๐’”๐’๐’ƒ๐’“๐’† ๐’•๐’Š ๐’”๐’– ๐’“๐’๐’”๐’•๐’“๐’, ๐’š ๐’‘๐’๐’๐’ˆ๐’‚ ๐’†๐’ ๐’•๐’Š ๐’‘๐’‚๐’›."


No hay duda de que el Seรฑor se estaba despidiendo de sus discรญpulos, de hecho, "shalom" ("paz") era el saludo y la despedida usada comรบnmente entre los judรญos (Jn 20:19,26).


Pero ya hemos seรฑalado que el Seรฑor no la estaba usando en este momento como una fรณrmula de cortesรญa, un deseo vacรญo e inรบtil, sino que la emplea aquรญ con un hondo sentido, dรกndoles a entender que les dejaba la paz como su legado mรกs precioso. Con esto les estaba asegurando su amor, lealtad y preocupaciรณn incesante por ellos despuรฉs de marcharse. Y serรญa precisamente esta confianza en su amor y lealtad lo que producirรญa en sus corazones una profunda paz.


En este punto es interesante notar que su legado no iba a consistir en la riqueza material, o en posesiones de valor, de hecho, ninguna de las promesas que ya les ha hecho en este capรญtulo, y han sido muchas, consistรญa en bienes materiales o una posiciรณn de bienestar material. Y aquรญ percibimos un cambio importante en relaciรณn con el Antiguo Testamento, en donde las bendiciones prometidas a su pueblo Israel consistรญan en gran medida en bienes de ese tipo.


Hay que decir que la paz interior de la conciencia, que surge de la seguridad de que todos nuestros pecados han sido perdonados por su gracia, nos permite gozar de la reconciliaciรณn con Dios, y esa es una bendiciรณn infinitamente mejor que cualquier posesiรณn material.


Ya hemos comentado que en este mundo nunca se llega a conseguir una paz autรฉntica. Ya sea que estemos hablando de conflictos internacionales o de relaciones personales, se colocan "remiendos" que tarde o temprano vuelven a romperse, y aunque se trata de soluciones provisionales, aun asรญ dejan infinidad de situaciones dolorosas sin que puedan ser arregladas de una forma satisfactoria. Normalmente, el mรกs dรฉbil es el que mรกs pierde siempre. De hecho, en la mayorรญa de las ocasiones no hay un verdadero esfuerzo por alcanzar la paz, sino que llega un momento en que un conflicto que se prolonga en el tiempo, crea tal desgaste en ambas partes que se hace preferible alcanzar algรบn tipo de acuerdo, aunque รฉste no satisfaga plenamente a ninguna de las partes.


Pero este no es el caso cuando hablamos de la paz que Cristo ofrece a los seres humanos. Su paz es autรฉntica, y como tal, resulta muy costosa. Si antes decรญamos que la paz que Dios ofrece tiene que ver con una relaciรณn correcta del hombre con Dios, previamente es necesario que el pecado humano sea ajusticiado. Por supuesto, deberรญa ser el hombre quien pagara por รฉl, puesto que es รฉl quien lo cometiรณ, pero en su lugar es Cristo quien paga por รฉl en la cruz. Es en eso en lo que consiste el Evangelio, las buenas noticias de Dios, que son conocidas tambiรฉn como el "evangelio de la paz" (Ef 6:15)



El Seรฑor podรญa haber hablado de la paz en tรฉrminos generales, pero expresamente se refiere a ella como "mi paz". ¿Por quรฉ? Bueno, hay varios detalles interesantes.




1. ERA LA PAZ QUE LE HABรA CARACTERIZADO DURANTE TODA SU VIDA.


En primer lugar nos da a entender el tipo de paz a la que se refiere. Dirรญamos que se trata de la paz que habรญa caracterizado a Cristo durante toda su vida.

Esto es interesante porque nos lleva a pensar en la serenidad que รฉl tenรญa siempre frente a todas las circunstancias de la vida. Por ejemplo, naciรณ en una familia pobre, pero no perdiรณ la paz por ello. Sus motivos y propรณsitos fueron puestos en duda una y otra vez por sus enemigos, que le insultaron de las peores formas imaginables, pero una santa serenidad le acompaรฑรณ en todo momento. Podรญa estar durmiendo en una barca azotada por el fuerte viento y las olas, pero mientras los discรญpulos temรญan pensando que se hundรญan, รฉl, con una compostura imperturbable, dormรญa en paz. Ningรบn peligro habรญa conseguido nunca llenar su espรญritu de ansiedad y temor. Cuando le maldecรญan, รฉl no maldecรญa, sino que rogaba con paciencia por sus enemigos. Incluso Pilato, el gobernador romano, acostumbrado a tratar con presos que eran condenados a ser crucificados, notรณ un talante totalmente diferente en Cristo, que le llevรณ incluso a tener cierto temor. Cristo fue oprimido y perseguido como ningรบn otro hombre lo ha sido jamรกs; siempre habรญa a su alrededor enemigos dispuestos a pervertir sus palabras, difamar su carรกcter o generar sospechas sobre su persona, pero รฉl nunca perdiรณ la paz que le caracterizaba.

Se trata, por lo tanto, de una paz que despuรฉs de haber sido probada en los mรกs variados campos de batalla, siempre habรญa salido victoriosa. Y es esa misma paz la que ahora entrega como su legado personal a sus discรญpulos.




2. ES SU PAZ PORQUE ร‰L LA COMPRร“ MEDIANTE SU MUERTE EN LA CRUZ.


Hace un momento decรญamos que la paz caracterizรณ toda su vida, pero es cierto que hubo ciertos momentos cuando รฉl sintiรณ una profunda turbaciรณn de su alma (Jn 12:27). Fueron los momentos cuando รฉl se enfrentaba con el terrible sufrimiento de la cruz, especialmente con el hecho de la separaciรณn del Padre (Mr 15:34).

Paradรณjicamente, aquel que iba a traer la paz a sus discรญpulos, รฉl mismo aparecรญa en aquellos momentos envuelto en un terrible sufrimiento que atormentaba su alma. Pero ese habrรญa de ser el coste personal que รฉl tendrรญa que pagar para que nosotros ahora podamos disfrutar de su paz; la paz que รฉl consiguiรณ a tan alto precio. Podemos decir, por lo tanto, que era su paz porque รฉl la comprรณ con su propia muerte.




3. LA PAZ ERA UNA PROMESA MESIรNICA.


La paz es una de las caracterรญsticas fundamentales del reino mesiรกnico que habรญa sido profetizado en el Antiguo Testamento (Is 9:6-7) (Is 52:7) (Is 54:13) (Ez 37:26) (Hag 2:9).

Por lo tanto, cuando Jesรบs dice: "Mi paz os dejo", estรก dando a entender que รฉl es el Mesรญas prometido.



Otro detalle interesante es la aclaraciรณn que el Seรฑor hace: "Yo no os la doy como el mundo la da". ¿Cuรกl es la diferencia?

La paz de Cristo es compatible con las tribulaciones de la vida, mientras que la paz a la que aspira el mundo consiste precisamente en la eliminaciรณn de todas esas dificultades.


La paz que prometรญan los falsos profetas del Antiguo Testamento era un fraude. El profeta Jeremรญas les reprende diciendo: "Porque desde el mรกs chico de ellos hasta el mรกs grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engaรฑadores. Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz" (Jer 6:13-14). Algo similar dijo el salmista: "hablan paz con sus prรณjimos, pero la maldad estรก en su corazรณn" (Sal 28:3). Frente a estas vanas promesas, Cristo ofrece una paz autรฉntica, genuina y sin fingimientos.


La paz del mundo, en caso de que se pueda conseguir, siempre es de corta duraciรณn, mientras que la que Cristo concede durarรก toda la eternidad.

La paz que los hombres buscan por sรญ mismos se basa muchas veces en una autocomplacencia negligente con el pecado, mientras que la paz de Cristo consiste en solucionar primero el pecado, origen de todos los problemas de la humanidad.


La paz del mundo estรก relacionada con las posesiones materiales, los placeres de la carne, la satisfacciรณn de las pasiones del hombre natural (orgullo, venganza, sexo, honor, riquezas...), pero la paz de Cristo tiene que ver con el descanso de la conciencia y la paz del espรญritu.


El mundo busca la paz mediante la distracciรณn y la evasiรณn de los problemas y responsabilidades que le resultan desagradables. Esto lo intenta conseguir por medio de un sinfรญn de distracciones, entre las que se encuentran algunas muy peligrosas, como las drogas o el alcohol. Con todo esto se pretende aturdir la conciencia a fin de intentar tranquilizarla.


 En cambio, la paz de Cristo es precisamente la que nos ayuda a enfrentar de otra manera los problemas que se nos presentan.


La paz del mundo, como la "pax romana", se consigue por medio de las armas y deja a su paso un reguero inmenso de muerte y desolaciรณn. Es una paz que se establece con la violencia y que crece en un ambiente de terror, intimidaciรณn y muerte.


 Por el contrario, la paz de Cristo es amable, nunca se impone por la fuerza, y se fundamenta sobre la justicia. Como รฉl dijo, la paz nunca puede venir por medio de las armas: "Todos los que toman la espada, a espada perecerรกn" (Mt 26:52).

Finalmente, como dijo Dios por medio del profeta, "no hay paz para los impรญos" (Is 57:21). La paz del mundo es una quimera que fracasa cada vez que es puesta a prueba. Por eso dice el Seรฑor: "cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrรก sobre ellos destrucciรณn repentina" (1 Ts 5:3). La triste realidad es que en nuestro mundo hay el suficiente odio, egoรญsmo, amargura, maldad, orgullo, vanidad... para que cualquier intento de alcanzar la paz se desvanezca rรกpidamente.


Hay un hecho que estรก fuera de toda duda: Dios estรก dispuesto a dar a los hombres mucho mรกs de lo que ellos quieren recibir (Ef 3:20) (Sal 81:10). Y esto es lo que ocurre tambiรฉn con su paz. Una y otra vez el hombre rechaza a Dios creyendo que por sus propios medios puede conseguir la anhelada paz. Resulta sorprendente que despuรฉs de tantos siglos de historia humana todavรญa no hayamos aprendido a reconocer nuestros errores. El hombre y sus capacidades no son la soluciรณn, sino la causa del problema. El humanismo ha demostrado siempre su inutilidad para cambiar el mundo. Quienes digan lo contrario deberรกn mirar hacia otro lado o vivir en un mundo imaginario, aunque, por supuesto, siempre habra idealistas ingenuos.


Pero la realidad es que aparte de Dios el hombre nunca disfrutarรก de paz en su corazรณn, ni tampoco en sus relaciones con el prรณjimo.


El Seรฑor se lamentรณ al ver la rebeldรญa de los habitantes de Jerusalรฉn y llorรณ por ella en estos tรฉrminos:


(๐‘ณ๐’„ 19:42) "¡๐‘ถ๐’‰, ๐’”๐’Š ๐’•๐’‚๐’Ž๐’ƒ๐’Š๐’†́๐’ ๐’•๐’–́ ๐’„๐’๐’๐’๐’„๐’Š๐’†๐’”๐’†๐’”, ๐’‚ ๐’๐’ ๐’Ž๐’†๐’๐’๐’” ๐’†๐’ ๐’†๐’”๐’•๐’† ๐’•๐’– ๐’…๐’Š́๐’‚, ๐’๐’ ๐’’๐’–๐’† ๐’†๐’” ๐’‘๐’‚๐’“๐’‚ ๐’•๐’– ๐’‘๐’‚๐’›! ๐‘ด๐’‚๐’” ๐’‚๐’‰๐’๐’“๐’‚ ๐’†๐’”๐’•๐’‚́ ๐’†๐’๐’„๐’–๐’ƒ๐’Š๐’†๐’“๐’•๐’ ๐’…๐’† ๐’•๐’–๐’” ๐’๐’‹๐’๐’”."


Los judรญos eran su pueblo escogido, pero habรญan rechazado a su Mesรญas, por lo cual no conocerรญan la paz. Y esa misma actitud es compartida por nuestro mundo en el dรญa de hoy. Para el hombre moderno Dios representa una amenaza contra su libertad, de tal modo que mientras viven en la esclavitud de sus pecados, ven a Aquel que les podrรญa liberar como si fuera un carcelero peor que el que ahora tienen.


No quiero acabar con este tema sin invitar a cualquier persona que quiera disfrutar de la paz de Dios a acudir a Cristo. Su promesa de paz es real. Sรณlo รฉl puede reparar los sueรฑos destrozados, los corazones quebrantados, dar una nueva vida y traer la paz y la alegrรญa. No hay otro como รฉl.

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